Snaidero inicia a colaborar con el arquitecto Massimo Iosa Ghini en el 2000, por su peculiaridad de estilo y de diseño. Sus proyectos de diseños se distinguen por que frecuentemente se inspiran a la tradición y, al mismo tiempo, son plenamente contemporáneos por sus dinámicas características.

A lo largo de su brillante carrera profesional, el arquitecto Massimo Iosa Ghini (Bologna 1959), ha ido definiendo un estilo propio y muy reconocible. El característico signo curvo y el evidente gusto por lo moderno se encuentran, de hecho, en toda su producción: del set televisivo estudiado para la RAI, los accesorios diseñados para Alessi y Mandarina Duck, o incluso la discoteca “Bólido” nightclub en New York, hasta la estación principal de la metropolitana de Hanóver, que le fue encargada con motivo de la “EXPO 2000”. Su evolución profesional como arquitecto se desarrolla en el diseño de espacios arquitectónicos y expositivos, locales comerciales e importantes recualificaciones urbanas. En todos estos diferentes planos de trabajo aplica su idea de la arquitectura “completa”. O sea una definición formal y funcional en el que la parte externa es pensada más como una corteza que como una de una membrana. Derivado de estos principios originales proyectos, que, aunque si abiertamente inspirados a la tradición, son sin lugar a duda contemporáneos por que poseen una viva y gran fluidez espacial.

El arquitecto Massimo Iosa Ghini comienza a trabajar con Snaidero en el año 2000, proyectando la elegante cocina “Gioconda”. Para luego continuar sus actividades de investigación e conocimiento con relación a la empresa para llegar a nuevas vías proyectuales que dan como resultados proyectos realmente experimentales, como las cocinas “Fluido”, “Key West” y “E-Wood” . El nombre de su primer proyecto, “Gioconda”, aparentemente testimonia una elección precisa que hace referencia a una de las obras más clásicas del arte italiano y universalmente reconocida. Pero atención, esto sucede en el nombre de una inspiración que, más bien, se lleva a cabo en un espíritu dadaísta. La de un autor, en fin, como el gran Marcel Duchamp, que es capaz, con brillante ironía e ingenio conceptual, de transformar en un momento, dibujándole un bigote, la gran obra clásica en gran obra contemporánea.

Pieza central de la cocina es el área de cocción, que sin duda representa esas soluciones formales relacionadas con el fogón que mayormente hacen referencia al pasado. Pero aquí, a la experiencia de la tradición renovada, se combina inesperadas funciones de completa contemporaneidad. La isla central es una pieza de mobiliario, pero puntualmente muy funcional en cada detalle: gracias a los cajones, bien equipados, a la botellera y al bastidor suspendido. Renuevan sus fuerzas en “Gioconda” elementos formales y expresivos nunca olvidados, como la credencia y la boiserie. A la base del proyecto, se capta la completa y probada idea que es completamente equivocado pensar al espacio de la cocina como “el lugar donde se preparan los alimentos,” o simplemente como la “cocina”. Y con esta idea es que el arquitecto Iosa Ghini la ha pensado, ya sea en el aspecto funcional como emocional, por lo que al final será para todos nosotros, concretamente y efectivamente: el lugar de nuestra casa, donde con gusto pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en la familia.